¿Quién no tiene una peca que no le gusta o unos kilos que no quiere ver? La tecnología de la imagen ha llegado a tal extremo que es capaz de cambiarnos la cara en unos minutos. Cualquier aparato con software sin necesidad de una silla siquiera. Y, entre todos, el rey: Photoshop. ¿Realmente es necesario tanto cambio imaginario?
Excesos de Photoshop
El ser humano se pierde con los excesos. En las distintas épocas cada actividad ha pasado por tres procesos principales: iniciación, explotación y decadencia. Tal vez no se correspondan con todas las teorías, pero es la base de todas ellas. Desde 1991, Photoshop ha entrado en cada casa para quedarse, a pesar de los esfuerzos por controlarlo en vez de él a nosotros.
Algo parecido ocurrió con los teléfonos móviles, los cuales no dejaban la sombra de la pronta desaparición. Obviamente no fue así. Sin embargo, su necesidad creada les ha hecho adaptarse a modas y demandas. Ése es el punto. ¿Por qué tanta demanda de Photoshop?
Anuncios de ayer y hoy
¿Cuándo la publicidad se apoderó del mundo? En ese momento se perdió la perspectiva, otra vez. La humanidad se mantiene de un hilo muy frágil. Podemos llamarlo amor, sentido común, sentimiento… Pero en el momento en el que el dinero toma el control, no importa nada más. Hemos pasado de personas realistas, con curvas, arrugas y canas a modelos de plástico que ni siquiera existen en la vida real.
Actores de cristal líquido
En efecto, ya no sabemos si estamos viendo realidad o ficción. Vivimos en el mundo de la tecnología y, a veces, nos sumergimos demasiado en ella. Este afán por la perfección que no existe influye en las compras, las actitudes e incluso la alimentación. Porque cuando vas a comprar un pantalón que has visto en un anuncio y éste no se parece ni en el botón, está claro que Photoshop ha pasado por él.
Parecen irreales porque lo son. Sin embargo, hay gente que no lo ve. Inmersa en un mundo que le exige unas medidas imposibles y una tez artificial. Los medios son un escaparate y la adolescencia una mala época si no entras en el canon. Cuán difícil es, entonces, cuando este canon es una invención colectiva.
La gestión de la irrealidad
Las composiciones son hermosas, la mezcla de colores, formas y todo aquello que la imaginación es capaz de dar. Photoshop es una gran herramienta para ello. Ahora bien, ¿qué ocurre con la parte psicológica? Ésta es llevada de un modo menos ético. La anorexia y la bulimia no nos son desconocidas. Sin embargo, la asociación con un programa de retoque fotográfico parece sacado de una conspiración televisiva.
¿Realidad o confabulaciones?
Si estás pensando que tienes alucinaciones, no te preocupes, no es el caso. El descontrol de quienes usan Photoshop por iniciativa propia o trabajo exigido ha llegado hasta tal punto que se les escapa de las manos. Un ejemplo de ello son las fotografías sin partes del cuerpo, borradas accidentalmente por el programa en la ambición por el retoque. Por suerte, cada vez más actores y, más afectadas aún, actrices, han dicho no al Photoshop y sí a la naturalidad. Estaremos pendientes de la evolución de este tema, a ver hasta dónde es capaz de llegar.
Te puede interesar: Redes sociales. La cara oculta