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El botón apagarrobots

26 febrero, 2017

Los robots son cada vez más comunes en la vida diaria. Es por ello que el temor ha llegado, tras muchos años de experimentación. Al igual que pasara en películas como Yo, robot, se cree que quienes ahora sirven a los humanos, pueden no hacerlo mañana por decisión propia de la inteligencia artificial. A nivel mundial, fruto de la globalización, la humanidad recrea El planeta de los simios con un botón.

BOTÓN DE LA MUERTE

Puede parecer ciencia ficción, pero no lo es. La evolución ha llegado a tal punto que se plantea la bondad de su continuación. Y es que, ya no estamos hablando de lavadoras inteligentes, sino de máquinas que van más allá del control humano. La lógica, y no el miedo por el miedo, se ha adueñado de las conciencias, llevando a la creación de lo que, se cree, la solución definitiva.

No no estamos refiriendo a un simple botón, como pudiera parecer. Este dispositivo supondría el comienzo del control humano sobre el mundo tecnológico. El verdadero control. El problema llega cuando los implantes biónicos están a la orden del día y con una proyección pasmosa. Es en ese momento en el que la ética hace su aparición estelar.

LAS LEYES DE LA ROBÓTICA

Isaac Asimov. A muchos les sonará como el escritor robótico, otros tal vez no lo han escuchado nunca. Aun así, la importancia de sus leyes es objetiva. Atribuidas también a John W. Campbell, éste negó el hecho, dejando todos los derechos a Asimov. A fin de enfrentar el complejo de Frankenstein o miedo a la rebelación de las máquinas, nos encontramos con un primer contacto en el relato «Runaround» (1942), donde las leyes estipulaban que:

  1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley.
  3. Proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda ley.

Con la evolución de los robots y sus mentes, nació la Ley Cero, que resume la robopsicología de Asimov en una frase:

Un robot no hará daño a la Humanidad o, por inacción, permitir que la Humanidad sufra daño.

EL FUTURO ESTÁ LLEGANDO

¿Cuál es el problema, pues, si estas leyes están establecidas? Ése es el problema principal, que no lo están. Esta relación de medidas dispuestas para la seguridad humana se ha quedado en la literatura por algún motivo. Dicho hecho se escapa, sin embargo, al entendimiento general. Si la preocupación por las máquinas inteligentes es tal como para crear un botón que los apague para siempre, ¿por qué no tomar los principios legales de Asimov? La razón será discutible cuando se sepa.

Mientras tanto, no queda más remedio que mirar hacia el futuro. La tecnología es una realidad y el peligro, de momento, depende del ser humano. Otra historia es la contada en fábulas para infundir miedo o fomentar fobias. Aun así, no se ha de olvidar la obsesión desde tiempos inmemoriales de emular a un dios en el que la cultura ha crecido. Es natural y humano y, como dijo Nietzsche, el hombre necesita la tabla de la religión para mantenerse a flote. Igual ocurre con los robots y la tecnología.

Para saber más: Miedo a la tecnología

Robótica