Cuando entras en la cocina a preparar la comida jamás pensarías que estás jugando con poderosos venenos. Sustancias que podrían matarte en el instante o tras una larga y dolorosa agonía. Pero lo cierto es que existen varios alimentos de consumo diario con los cuales es mejor no jugársela. Lo más curioso es que la gran mayoría son verdaderamente comunes. Y aún así pasan por completo desapercibidos. Alimentos que resultan por completo inofensivos si los tratamos adecuadamente (cosa relativamente normal) pero que podrían acabar con tu vida en un descuido. Aquí van algunos de ellos.
Patatas verdes y venenosas
Las patatas o papas son uno de los alimentos más extendidos del mundo. Literalmente se come en cualquier parte del planeta, aunque los mayores consumidores son los países europeos. Con tanto consumo, parece mentira lo desconocido que resulta un hecho fundamental: las patatas son potencialmente letales. La culpa la tiene un compuesto propio de esta planta llamado solanina. La solanina es un compuesto de defensa usado por el vegetal para protegerse de ser comido. El problema es que en los animales tiene un efecto colinérgico lo que, grosso modo, provoca una parálisis cardiorrespiratoria. Antes de eso, provoca desmayos, malestar estomacal y otro compendio de efectos. Y no pensemos que hace falta muchas patatas para matar a una persona. En realidad con apenas tres o cuatro patatas sería suficiente.
Una de frijoles tóxicos, por favor
Los frijoles y algunas de sus variantes (como las habichuelas) se cuentan también entre los comestibles más extendidos. Y también entre la categoría de alimentos venenosos. Estas legumbres contienen una sustancia llamada fitohemaglutinina, la cual produce problemas severos estomacales, una activación indebida del sistema nervioso y problemas de coagulación sanguínea en el peor de los casos. Entonces ¿cómo podemos usarlo como alimento? Los frijoles se cuentan entre una de las legumbres más ricas nutritivamente hablando. Y para consumirlos primero hay que lavarlos bien (y tirar el agua) y cocinarlos bien, a buena temperatura. Esto quiere decir que los frijoles han de calentarse a más de 80ºC. Si no, puede darse un caso de concentración que podría agudizar más el envenenamiento.
El corazón letal de la manzana
Otro elemento muy común en todas las culturas y, a la vez, potencialmente peligroso es la manzana. La manzana posee una sustancia cianógena, es decir, que puede crear cianuro, en contacto con los ácidos de nuestro estómago. Con apenas unos pocos miligramos, el cianuro es capaz de acabar con la vida de cualquier ser humano. Y con tan sólo cincuenta semillas de manzana alcanzaríamos muy probablemente dicha cifra. No es una cantidad exagerada. Sobre todo si tenemos en cuenta que no hablamos de una intoxicación sino de la muerte. La intoxicación llegaría a mucha menor cantidad. Por suerte, este problema solo suele provenir de masticar la semilla, pues la cubierta coriácea de la misma protege el interior y su contenido tóxico.
Almendras amargas con cianuro
Al igual que las manzanas, las almendras también producen cianuro en nuestro estómago. Esto se debe a la amigdalina, una sustancia propia de esta planta (y bastantes otras, por cierto) que se encuentra como protector. Cuando la almendra está verde, la producción de amigdalina es bastante acusada, lo que puede provocar malestar y problemas varios a quién coma una cantidad moderada de este fruto. Pero con sólo tostarlo o dejarlo secar, la amigdalina se pierde, eliminando el peligro. Pero con solo consumir unos 300 o 400 gramos de almendras, podríamos apreciar molestas y delicadas consecuencias, razón por la que no se aconseja abusar de ellas.
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